La obesidad sigue siendo un problema a resolver

Con tan solo 10 años, su índice de masa corporal (IMC) ya apuntaba a la obesidad. Así, Luis Felipe León cayó en cuenta que su vida sería más complicada, aún sin considerar cuáles serían las verdaderas consecuencias que esto le traería.

Las cifras de esta enfermedad han posicionado a Colombia en el sexto lugar de países latinoamericanos con mayores índices de obesidad, según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Precedido por México, Venezuela, Ecuador, Argentina y Brasil. Más de 20 millones de colombianos (alrededor de un 54% de la población) hacen parte de las personas con sobrepeso u obesidad, debido a malos hábitos alimenticios y poco interés por el deporte.

Una investigación enfocada a Colombia y Ecuador realizada por Kerry McLver, coordinadora del Grupo de investigación de actividad física en niños de la Universidad de Carolina del Sur, afirma que los colegios tienen una amplia responsabilidad en prevenir a niños y adolescentes de padecer alguna enfermedad relacionada con el sobrepeso. Igualmente señala que el tiempo dedicado a la actividad física en los colegios es insuficiente; las instituciones educativas están en el deber de crear espacios recreativos donde se incentive a hacer ejercicio.

mujeres obesidad

Más que un capricho estético, la obesidad es una enfermedad mórbida que ha costado la vida de por lo menos 300.000 personas por año, en 27 países de América Latina, superando el número de muertes por homicidio (166.000), según un análisis realizado por la Oficina Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Reconocer la obesidad

La obesidad es un estado patológico cuya característica principal es la acumulación de grasa en el cuerpo que pone en riesgo la salud. Suele iniciarse entre la infancia y adolescencia gracias a un desequilibrio de los hábitos de consumo y gasto energético.

Es considerada una enfermedad metabólica común y persistente en América Latina, que desencadena diferentes enfermedades tales como diabetes, incontinencia, infartos, esterilidad, hipertensión, cáncer, entre otros, y que es, incluso, responsable de numerosas muertes en diferentes países del continente.

La obesidad se divide en diferentes tipos, determinados por el Índice de Masa Corporal (IMC), cuyo resultado es considerado sobrepeso si supera el 25, y obesidad si supera el 30. De allí se determina el grado en el que se encuentra el paciente (Sobrepeso grado I y II. Obesidad grado I, II, mórbida y extrema).

El tratamiento consiste en la mejora considerable de los hábitos alimenticios ligada a una dieta, modificación de la conducta, incremento de actividad física, y en algunos casos, intervención quirúrgica.

Obesidad infografía

La obesidad se puede vencer

Luis Felipe, durante su adolescencia, practicó distintos deportes en el colegio para bajar de peso, pero no funcionó, pues asegura que no conseguía disciplinarse completamente. Más adelante, viajó a Estados Unidos para iniciar sus estudios universitarios, sin encontrar allí, motivaciones suficientes para mejorar su condición.

Se dice que los índices de obesidad son directamente proporcionales frente a la riqueza o pobreza de un país. La situación actual de Estados Unidos lo comprueba: Un 36,5% de la población adulta estadounidense es obesa y el 17% de niños también lo es.

Un estudio reciente del ‘New England Journal of Medicine’ estima que el 57% de los niños de ese país son propensos a sufrir de obesidad cuando lleguen a los 35 años, por culpa de la cultura alimenticia y al sedentarismo. Los costos de salud que actualmente Estados Unidos cubre, rondan los 200.000 millones de dólares por año, pero se estima que aumenten, considerando el disparo de las cifras en un futuro.

Los planes de gobierno de Estados Unidos se preocupan por la situación de la obesidad en el país, pero las campañas publicitarias han derrotado a las propuestas gubernamentales, hasta el punto que su impacto se extienda a otros países influyendo los comportamientos de la ciudadanía. Es el caso de México en donde los porcentajes de obesidad y sobrepeso se han disparado considerablemente.

El caso del país centroamericano responde, de igual manera, a la acogida del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1993 en donde productos, publicidad, hábitos, e influencias culturales llegaron con mayor fuerza al territorio mexicano. Este caso no es diferente a lo que ha sucedido en Colombia, por el mismo motivo.

Mala Alimentacioón obesidad

Kenneth Rogoff, profesor de Economía y Política Pública en Harvard, asegura que en Colombia se debería estudiar la regulación de la publicidad de alimentos ultra procesados y “comida chatarra” que llegue a niños y adolescentes del país por medio del proyecto de ley 022, que busca restringir el acceso a la promoción de comestibles que hacen daño a la salud, pero, por otra parte, contaría con la oposición de las empresas fabricantes de estos productos.

Luis Felipe regresó a Colombia, tras culminar sus estudios, para trabajar en el negocio de su familia, quienes comercian con zapatos. Aún con malos hábitos alimenticios, decidió ir al gimnasio, visitar varios nutricionistas y probar diferentes productos por su cuenta, pero nada de esto lo disciplinaba y terminaba recayendo.

Para 2015, el padre de Luis Felipe, Jorge León, cardiólogo de la fundación Santa Fe, sospechó que su hijo tendría diabetes por los síntomas que este presentaba. Los médicos afirman que las personas obesas son tres veces más propensas a sufrir diabetes, ya que el páncreas no es capaz de producir la insulina suficiente para regular la glucosa.

Ante esto, la doctora Edna Judith Nava, presidente del Colegio Mexicano de Nutriólogos, explica que para tratar a una persona obesa, es necesario tener en cuenta todas las alertas que los síntomas demuestren y evaluar todas las alternativas posibles que puedan suplir las necesidades específicas del paciente.

Con los niveles de azúcar por encima de 500 mg/dl y pesando 105 kg, la preocupación de Luis Felipe lo llevó a consultar distintos endocrinólogos, hasta que finalmente, en 2016 conoció a Ricardo Nassar, jefe de Cirugía Laparoscópica y Bariátrica de la Fundación Santa Fe, y a su equipo: William Kattah, endocrinólogo; Claudia María Carvajal, nutricionista y Efraín Noguera, psiquiatra.

El equipo del doctor Nassar le brindó a Luis Felipe la información necesaria para mejorar su condición de salud, pero él continuaba sin conseguir los resultados que esperaba. Fue hasta finales de 2017 que Luis Felipe se reunió con los doctores Jorge León y Ricardo Nassar y discutieron cómo “acabar con el problema”.

La cirugía bariátrica era una opción que llevaban considerando desde hacía varios meses atrás, pero no se había podido llevar acabo ya que los exámenes de hemoglobina glucosilada, que se le practicaron a Luis Felipe, tenían como resultado 9% (los resultados de una persona con diabetes tipo 2 son de 6,5% o más).

El apoyo psicológico y familiar fueron muy importantes para el tratamiento, pues por medio de un profesional, en todos los casos, es posible hallar las causas de la ansiedad y encontrar una manera para detenerla.

Luisa Fernanda Díaz, psicóloga de la Universidad de La Sabana, afirma que el apoyo psicológico y familiar supondría el 90% de todo el tratamiento en sí. De esta manera es posible hacer frente a todos los hábitos conductuales que presenta una persona frente a la comida, para empezar a ver los resultados.

Después de una dieta estricta en donde los tradicionales buñuelos y natilla de diciembre fueron sustituidos por dieta líquida, los niveles de hemoglobina glucosilada les dieron luz verde para proceder a realizar la cirugía bariátrica.

Se trata de una operación cuyo objetivo es disminuir el peso corporal en personas que no han tenido éxito en medidas como la dieta, ejercicio y medicamentos. Se le atribuye el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, ya que se ha demostrado que, tras la intervención, se reducen los niveles de glucemia, presión arterial y trabajo cardíaco.

La recuperación tras la cirugía bariátrica realizada a Luis Felipe se centró en una dieta líquida y movimientos rutinarios suaves como caminar.

Su mayor aspiración, antes de someterse a la intervención, era poder compartir con sus hijos de 9 y 3 años sin ningún contratiempo. Actualmente, a sus 47 años, afirma tener más cercanía con su familia, juega tenis y goza del gusto por las frutas y las verduras. La erradicación de la obesidad no es una cuestión estética, es una prioridad en salud.

Por Camila Sánchez Correa

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