Desde la revolución industrial la idea de incrementar la calidad de vida de una población ha estado ligada a su capacidad de producción.
A mayor capacidad productiva mejor desarrollo y por ende una población que vive mejor.
Una idea con la que varias generaciones de nuestro país crecieron y que daban por cierta, hasta que las enfermedades del progreso tocaron a la puerta.
Por Ashley Nicole Gamboa Villamil