Los piques ilegales de motos son una tradición en la ciudad de Bogotá, los jóvenes siendo sus principales protagonistas, apasionados por las motos de alto cilindraje y la alta velocidad cada jueves en el norte de Bogotá se reúnen un sin número de moteros de la ciudad a competir al son de un “buen reggaetón” bellas y voluptuosas mujeres, motocicletas lujosas, drogas y dinero.
Estos grupos vienen formándose desde los años 90, se ve toda clase de personas, allí no existe discriminación ante nadie, personas que comparten una misma pasión sin importar su estatus social, la adrenalina de correr sobre dos llantas a más de 180 kilómetros por hora; pero, con un lugar donde pueden ir a correr de manera legal (Autódromo de Tocancipá), porque buscan invadir las vías de la ciudad exponiendo sus vidas y también la de muchos ciudadanos, la respuesta que ellos dan es que no lo pueden hacer de la misma manera, ni vivir la misma experiencia de sentirse perseguido y acosado por la policía, no pueden drogarse ni subir la velocidad hasta donde se les antoje, por eso deciden hacerlo de manera ilegal recorriendo la ciudad de Bogotá sin importar las consecuencias que esto trae.
El Artículo 89 del código de la policía de Bogotá, es la norma aplicada a los piques ilegales de motos y automóviles en las vías públicas de la ciudad, cientos y cientos de personas han caído bajo esta norma ya sea porque no logran escapar u otras maneras de poder ser atrapados, son sancionados por la ley, pero esto no les impide seguir queriendo hacer este tipo de actividades, unos lo hacen por pasión otros por ambición a las apuestas de jugosas sumas de dinero, les encanta llevar una vida llena de adrenalina, donde no existe otra palabra para ellos que no sea velocidad. Los “moteros” se definen así:
Son como una “tribu” donde se mueven cosas que quizá para muchas personas no son buenas, pero que a ellos los llena de motivos para hacer lo que realmente les apasiona, correr. Así como se ve en las películas pasa en la vida real, esta es la realidad de muchos jóvenes no solo de Bogotá, sino de un país entero, hablando a nivel nacional, es un estilo de vida que es difícil de romper que ya lleva más de 26 años realizándose, les gusta pasar por encima de la ley y burlarse de las normas que se deben regir son como “niños malos”, llevar la contraria es lo que más le gusta hacer y más los jóvenes, son expertos en eso, más se demoran en ser advertidos cuando ya están haciendo lo que no es debido.