Con el cierre de teatros, exposiciones y academias el sobrevivir se ha convertido en todo un desafío para el grupo de personas que viven del arte.
Según el comunicado expedido por el Gobierno Nacional por medio del decreto 475 del año 2020 se otorgan al sector cultural alrededor de 120 mil millones de pesos, los cuales se distribuirán como apoyo en diferentes espacios culturales.
Los artistas han iniciado la búsqueda de altenativas. La primera opción es acudir a la tecnología, los escenarios y espacios de ensayo ya no son museos o estadios, se trasladan a plataformas como Google, Teams e Instagram.
La estrategia está en las clases virtuales, de esta manera es cómo ha sobrevivido el aprendizaje en la academia de danza del municipio Bojacá; estás sesiones están orientadas en convertir las danzas folclóricas y tradicionales del altiplano cundinamarqués en un medio por el que se estimula la disciplina, el trabajo en equipo y el compromiso.
Según Fernando Diaz Oliveros, director de la academia, entretener, relajar y olvidar los problemas son algunos de los beneficios que trae la práctica de la danza desde casa. Su objetivo está en poder brindar las herramientas teóricas y básicas de la danza.
Igualmente, Fernando resalta la danza como una de las artes más frágiles en esta pandemia por el estímulo que genera el acompañamiento. El proyecto que vienen trabajando sigue avanzando y aunque para ninguno ha sido un proceso fácil, por medio de la autonomía en su asistencia a encuentros virtuales tienen la oportunidad de observar su compromiso con el arte de la danza.
Para los estudiantes ha sido un proceso complicado, el cambio tan repentino y drástico ha sido consecuencia de la deserción de muchos. Dayanna Callejas, aprendiz hace 9 años narra su experiencia.