La nueva práctica sexual se basa en el envío e intercambio de mensajes, fotos y videos con contenido erótico o pornográfico, a través de las distintas plataformas digitales que los teléfonos inteligentes proporcionan. Hoy en día es una de los hábitos más realizados por los adolescentes y adultos, que han transformado su intimidad desde una perspectiva tecnológica. Felipe Miglott, universitario de 19 años, da a conocer por qué este tipo de prácticas se basan en el querer ser aceptados dentro de la sociedad.
Por otra parte, este tipo de información ha generado múltiples críticas porque no existe un control del mismo y jamás se sabe a dónde va a terminar este material. Si este llega a las manos equivocadas, sería peligroso y podría dañar la integridad de cualquier persona que se encuentre involucrada.
Juan Camilo Díaz, profesor del instituto de Familia de la Universidad de la Sabana, hizo un llamado a los padres de familia, ya que menores de edad también se están involucrando en este mecanismo de interacción, y aquí ya existiría un delito que se denomina, pornografía infantil. El docente explica cuáles son los riesgos a los que se puede llegar si se siguen proliferando este tipo de acciones.