Cielo abierto, una nueva realidad en Bogotá

El ritmo de Bogotá se vio en la obligación de frenar gracias a la aparición del virus covid-19 y gracias a esto, la vida de todos los bogotanos cambio al punto de encontrarse, frente a frente, con una realidad inmóvil, así generando confusión y caos en todos los ámbitos posibles, pero uno de los más afectado fue la economía.

La alcaldía tomó la decisión de implementar un nuevo plan para así activar, poco a poco, el movimiento de la ciudad; este proyecto se llama «Bogotá a cielo abierto» generando un espacio de apoyo al sector gastronómico de la ciudad. Los restaurantes abren sus puertas y sus servicios a los bogotanos, pero al aire libre, con los cuidados requeridos para brindar un bienestar; la apertura de dicha planificación inició el 27 de agosto del año actual, 2020.

Según la alcaldía de Bogotá, las localidades en participar en esta temática son ocho:

  • Usaquén (Plaza fundacional, Plazoleta centro comercial Santa Bárbara, Av. 19 entre calle 109 y calle 127)
  • Barrios Unidos (Plaza 12 de Octubre)
  • Teusaquillo (Gran Estación, Parkway y Movistar Arena)
  • Candelaria (Calles Mandolinas, Embudo, Chorro de Quevedo, Calle 11 entre 2 y 3ra. Plaza de la Concordia)
  • Santa Fe (Macarena, Plaza de la perseverancia)
  • Tunjuelito (Plaza centro comercial Tunal)
  • Kennedy (Carrera 78B #1)
  • Chapinero, siendo la localidad con más puntos abiertos (Parque de la 93, Carrera 13 entre 85 -86, Zona T, Centro comercial El Retiro, Calle de los Anticuarios, Urban Plaza calle 90, con carrera 11, Vía pacificada, Zona G, Centro comercial Andino, Quinta Camacho)

El plan local plantea una nueva realidad, la cual se ve opacada por los comportamientos sociales faltos de responsabilidad y educación ciudadana. Luego de 156 días de cuarentena para todo el territorio nacional, la reacción de la gente se enmarca en el desespero propio del encierro y el entusiasmo ante la posibilidad de reunirse con sus allegados para así compartir un alimento y una bebida.

El plan puesto en marcha por el gobierno local con este nuevo plan piloto permite esos reencuentros, pero ante dicha alegría se omite la responsabilidad y el cuidado olvida las implicaciones que conlleva la existencia de este virus mortal que sigue contagiando a diario a miles de personas en el mundo.

Según David Cifuentes, quien hace parte del equipo de logística de plan piloto en la localidad de la Candelaria, comenta que los cafés – bares y restaurantes de la zona, muy responsables con su labor de apertura ante sus negocios gastronómicos, utilizaron todos los sistemas de bioseguridad y permisos requeridos por la alcaldía de Bogotá, para así activar la economía.

Igualmente, Cifuentes describe que el fin de semana se dio un gran movimiento, ya que al iniciar este proyecto se esperaba un flujo abundante de personas, lo cual fue así, pero las horas en donde se elevó el índice, fue desde el medio día, hasta las siete de la noche, en hora colombiana, pero para poder ingresar a la plazoleta del chorro de Quevedo, fue necesario organizar filas y recordando el distanciamiento social para así evitar las aglomeraciones. Pero una de las alternativas que implementó cada restaurante, de la zona, es realizar una reserva con antelación por medio de sus redes sociales o números telefónicos, para así hacer más fácil este proceso, al igual el uso de tapabocas y mascarillas es de orden obligatorio para ingresar a la plazoleta del Chorro de Quevedo.

Para conocer de primera mano la nueva realidad visitamos, el 5 de septiembre, uno de los lugares más emblemáticos del centro de la capital y escenario del plan desarrollado por la Alcaldía, el Chorro de Quevedo.

Aunque predecible, no dejó de ser una sorpresa ver personas que se olvidaron del distanciamiento social, el uso del tapabocas o el buen uso de este. La mala y grosera actitud de los visitantes frente al personal de logística, quienes solo cumplían con su labor y a la vez propendía por la salud pública, no se hizo esperar, actitud que era acompañada con comentarios desagradables.

para algunos visitantes, está alternativa no llenó las expectativas que la publicidad y gusto por Bogotá despertó, como fue el caso de Jenny Ortiz, una bogotana de unos 38 años.

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Estos nuevos espacios son planteados como alternativas para la reactivación económica. Pero bien han advertido las autoridades y el sector salud que las posibilidades de un rebrote están y más si no hay una responsabilidad ciudadana en sus acciones. Se puede disfrutar de la nueva cara de la ciudad con moderación y colaboración ciudadana.

Por Evelyn Cadena Ortiz

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